Entiendo la euforia general ante la decisión de Mario Draghi. Ha sido una valiente decisión. Desgraciadamente, dada la oposición cerrada de Jens Weidmann, y el impacto enorme que ha tenido en Alemania su oposición (la prensa ha cerrado filas a su favor) me temo que no puedo compartir la euforia.
1. La condicionalidad deja las decisiones claves en manos de los políticos, cuyos principales incentivos no tienen por qué ser a reducir el riesgo de convertibilidad. Esto es una receta para el caos, al condicionar la política monetaria que se supone necesaria para la supervivencia del Euro a decisiones de políticos nacionales. ¿Qué pasara cuando España no pueda cumplir a final de año sus objetivos de déficit?
2. El hecho de que Weidmann, con apoyo de la mayor parte de la opinión pública alemana (recordemos el titular de Die Welt del viernes “Los Mercados aplauden la muerte del Bundesbank”), haya rehusado a apoyar la decisión supone que los inversores siempre tendrán la duda de cómo de ilimitada va a ser la intervención. Como escribí este verano en Actualidad Económica (el 9 de Julio) al respecto (perdonad la autocita pero así evito el autoplagio…):
Sin apoyo nítido y unánime de todo el Consejo de Gobierno del BCE, el mercado dudaría de cómo de sostenible es la intervención. Pero si el mercado dudara, no volverán los inversores. Al revés, a los buenos precios a los que estaría interviniendo el BCE, los inversores privados estarían encantados de vender. Esto aumentaría la presión mediática en Alemania, que hablaría de cómo Europa va por el camino de Zimbawe y de Weimar, y cómo se ha traicionado el pacto constitutivo de la Unión Económica y Monetaria.
Lo clave es que las dudas en sí mismas hacen la intervención inefectiva. La clave del poder de un Banco Central es que uno sabe que, al final, ni King va a dejar caer la deuda inglesa, ni Bernanke la americana. Y los inversores confían en que este activo mantenga su valor en términos nominales (que no reales) precisamente por ello. (…)
3. El Tribunal Constitucional de la República Federal debe dar su veredicto esta semana. Como mínimo, cabe esperar condiciones draconianas para la puesta en marcha del ESM. No cabe eliminar la posiblidad de que se declare inconstitucional al exponer a los contribuyentes a riesgos ilimitados sin que ellos tengan nada que decir al respecto.
4. Finlandia se niega a aprobar ningún cambio de condiciones para Grecia. De acuerdo con el FT de hoy, los seis líderes de fuerzas parlamentarias verían imposible que pasara el parlamento cualquier cosa que supusiera un nuevo gasto para Grecia. ¿Aprobarán los finlandeses el segundo rescate para España? Y si no lo hacen, ¿lo podrán bloquear? O como bromeaba otro editor del blog el otro día, ¿nos pedirán Las Meninas como garantía?
5. Y el Gobierno de España, ¿que hará? ¿Tratará de ganar tiempo evitando la petición de segundo rescate, de nuevo ignorando que en esta crisis el tiempo no pasa a nuestro favor? ¿Aceptará las condiciones que nos impondrán Bruselas y Frankfurt?
En fin, que desgraciadamente, no lo veo. Es una noticia que puede hacernos ganar tiempo, pero no veo como nos puede ayudar a resolver los problemas en los que estamos metidos, ni veo como esta decisión va a instaurar la confianza necesaria para que los tipos bajen y el círculo vicioso se detenga. El impacto en los mercados de deuda en los últimos días ha sido fabuloso, y ójala lo siga siendo– pero no veo como este alivio puede ser duradero.