Del Empleo a la Inactividad: ¿Cuántos trabajadores realizan esta transición, quiénes son y por qué la realizan?

de Sara de la Rica y Brindusa Anghel

Ayer, jueves, hemos publicado el último Boletín Electrónico (num. 17) del Observatorio Laboral de la Crisis, correspondiente al tercer trimestre de 2012 [aquí]. Al observar los datos, uno diría que nuestro mercado laboral se encuentra casi exactamente igual que en este mismo trimestre del año pasado. Si cabe, un poco peor – ligero incremento en la pérdida de empleo y ligero descenso en el acceso al empleo. En esta entrada queremos mostrar a los lectores del blog un análisis novedoso que hemos efectuado este trimestre en el boletín: La transición Empleo-Inactividad, cuyos resultados hemos añadido en un recuadro al final del boletín. [

Una inspección rápida de esta transición en el trimestre pasado nos alertó de que la magnitud de personas que en cada trimestre pasan del empleo a la inactividad no era nada desdeñable. Aclaremos en primer lugar que un individuo se considera inactivo según la Organización Internacional del Trabajo si (i) no trabaja, y (ii) no buscan empleo activamente. El hecho de no buscar empleo (estar registrado en el Servicio Público de Empleo no se considera búsqueda activa de empleo) impide catalogar a estos individuos como desempleados, aunque muchos de ellos puedan estar registrados en el Sistema Público de Empleo.

La siguiente tabla nos ofrece algunos datos sobre la magnitud y composición de estos trabajadores. En primer lugar, es preciso señalar que el número de individuos que han realizado la transición empleo-inactividad en este trimestre asciende a 524.261 individuos (el 3% de todos los empleados en el trimestre anterior), frente a los 754.081 trabajadores que han realizado la transición empleo-desempleo en este trimestre (el 4,3% de todos los ocupados del trimestre anterior, como indican los datos del boletín en la sección de pérdida de empleo). En consecuencia, el primer dato a destacar es el elevado número de individuos que pasan en cada trimestre (ya que este dato no es una singularidad de este trimestre) del empleo directamente a la inactividad. (Una referencia más: 379.388 individuos han realizado en este trimestre la transición contraria – de inactividad a empleo (el 2,7% del número total de empleados de este trimestre), una cantidad tampoco desdeñable, desde luego).

Sobre su composición, la tabla siguiente revela que esta transición es más común entre mujeres que entre varones, y que por edad, en términos relativos son los individuos en los tramos extremos de edad – más jóvenes y más mayores, quienes pasan del empleo a la inactividad en proporciones mayores.

Un segundo aspecto importante a considerar es la razón que lleva a estos individuos a pasar del empleo a la inactividad, o en otras palabras, las razones por las que estos individuos no buscan empleo una vez que pierden o abandonan su empleo anterior. La EPA proporciona esta información, que presentamos en la siguiente tabla. En ella se muestra la distribución de estos individuos según la razón por la que, habiendo perdido o abandonado su empleo en este trimestre, reportan no buscar un empleo.

La tabla revela varios hechos interesantes: En primer lugar, la razón que más comúnmente reportan tanto hombres como mujeres, alrededor del 35%, es “Otras razones”. Esta respuesta debe atribuirse a factores NO RELACIONADOS con el desánimo – que entraría en la respuesta “cree que no lo va a encontrar”-, a la jubilación, al estudio o formación, o a razones familiares o personales. Las razones que están detrás de esta respuesta no son obvias ni directas, aunque después hablaremos algo más sobre ello.

El segundo hecho interesante es que para los hombres, la segunda razón en importancia para no buscar empleo es que han accedido a la jubilación (el 22,4%) o que están en situación de incapacidad o enfermedad (13%). Estas razones, sin embargo, son muy poco relevantes para las mujeres (5,6 y 11% respectivamente). Por el contrario, el cuidado de familiares u otras razones familiares o personales son las razones aducida por el 32% de mujeres para explicar por qué no buscan un empleo.

Otro hecho interesante que revela la tabla es la diferencia entre las razones aducidas para la no búsqueda de empleo para hombres y mujeres según cobren o no cualquier tipo de prestación. En primer lugar, es preciso destacar que sólo el 21% de hombres y el 30% de mujeres que han pasado de empleo a inactividad en este trimestre reciben cualquier tipo de prestación. Entre los que no reciben ningún tipo de prestación se encuentran los que acceden a la jubilación (la pensión de jubilación no está incluida dentro de las posibles prestaciones aquí consideradas), y otros colectivos como jóvenes y mujeres tradicionalmente inactivas que han realizado trabajos temporales de corta duración que no les dan derecho a una prestación.

Por otra parte, se observa que entre hombres y mujeres que cobran cualquier tipo de prestación, “Otras razones” es la razón atribuida por la mayoría de ellos (alrededor del 55% tanto en hombres como en mujeres), mientras que entre los que no reciben ningún tipo de prestación, este motivo lo reporta una proporción mucho menor de individuos. Sin tratar de atribuir ningún tipo de causalidad, sí parece que el hecho de recibir cualquier tipo de prestación está positivamente relacionado con la no búsqueda de empleo inmediata tras perder o abandonar el empleo anterior.

También es interesante observar que para los hombres que no reciben ninguna prestación, la incapacidad o enfermedad es alegada por una proporción mucho mayor que para el colectivo que cobra cualquier tipo de prestación. Sin embargo, el desánimo – “creo que no voy a encontrar”, es atribuido por un 16% entre los hombres con prestaciones frente a un 7% de hombres sin ningún tipo de prestación. Esta respuesta parece encubrir, en hombres en particular – para mujeres la diferencia es mínima entre las que cobran y no cobran una prestación, una vez más una relación positiva entre el cobro del subsidio y la no búsqueda de empleo inmediata, ya que en principio no parece que el “desánimo” real debiera guardar una relación con el cobro de una prestación en individuos que acaban de perder o abandonar su trabajo. Finalmente, para las mujeres que no reciben ninguna prestación, las razones familiares o personales cobran más importancia para la no búsqueda de empleo que entre las que reciben cualquier tipo de prestación.

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