Si la prima de riesgo española estuviera en 200 puntos, ¿qué haría el Gobierno de España? Nada. Se iría de vacaciones a disfrutar del veraneo, como el resto de los españoles que todavía tienen un puesto de trabajo y que pueden irse de vacaciones. Con la prima de riesgo en donde está, o sea en 611 puntos, ¿qué quiere hacer el Gobierno de España? Nada. Intenta convencer a los españoles de que ya ha hecho todo lo que puede hacer, que la solución del problema económico español no está en sus manos, y que le corresponde a otros resolverlo.
Esta retórica política es errónea y tiene el riesgo añadido de que puede convertirse en una profecía que se autocumpla. Llevar a la economía española —por acción o por omisión— hacia el rescate completo es renunciar a gobernar España de la peor manera posible: entregando su gobierno a un grupo de técnicos extranjeros cuyo objetivo prioritario con toda seguridad no va a ser maximizar el bienestar de los españoles.
Un partido que gana unas elecciones no solo tiene el derecho a gobernar, sino que también tiene la obligación de hacerlo. Y si ese partido se ve abrumado por las circunstancias y no sabe qué hacer o no tiene el coraje político para gobernar adoptando las medidas que requiera la situación, por duras que estas sean, y por elevados que sean los costes políticos que le supongan, debería solicitar la colaboración de los partidos de la oposición antes de entregar el gobierno a un grupo de tecnócratas extranjeros.
Lo hemos repetido tantas veces y de tantas formas distintas en Nada Es Gratis y en otros foros que da mala gana volverlo a escribir. Pero, por si sirviera de algo, y para que vuelva a constar, a continuación reenumero los problemas y propongo, con brocha gorda, sus soluciones.
Los inversores desconfían de España porque la economía española tiene un problema serio de crecimiento: las previsiones más recientes del Fondo Monetario Internacional estiman que la tasa de crecimiento de la economía española para 2012 va a ser del –1.5 por ciento y para 2013 del –0.6 por ciento, y eso sin tener en cuenta los efectos contractivos de la ronda de recortes más reciente.
La economía española no crece porque los incentivos que crean las instituciones y las reglas del juego españolas limitan su crecimiento. Entre estas barreras al crecimiento destacan las siguientes:
- Primero, el tamaño de las administraciones públicas españolas es excesivo y su forma de financiar y de provisionar los bienes y los servicios públicos es ineficiente y estructuralmente insostenible. Como las administraciones públicas españolas son la mayor empresa residente y, por lo tanto, la más sistémica, su inviabilidad actúa como un freno poderoso que limita el crecimiento.
- Segundo, los costes de creación de empleo en España siguen siendo excesivos y los beneficios de estar empleado en España siguen siendo demasiado bajos. En consecuencia, en España no se crea el suficiente empleo, y estas dificultades en la creación de empleo son otro freno que limita el crecimiento.
- Y tercero, el crédito en España es escaso y excesivamente caro porque toda la banca española tiene problemas serios de financiación y una parte importante de ella tiene problemas graves en su cuenta de resultados. La escasez y la carestía del crédito en España son otra gran barrera limitadora de su crecimiento.
Esbozadas con brocha muy gorda un primer borrador con las soluciones a estos tres problemas podrían ser el siguiente:
- Primero, el régimen común de financiación de las autonomías españolas debería derogarse y España debería encaminarse hacia un sistema federal con las competencias de las administraciones claramente delimitadas y con un sistema de financiación suficiente y solidario.
- Segundo, la pintoresca variedad de contratos laborales existente en la actualidad debería derogarse y se deberían sustituir por un contrato único con una indemnización creciente que empezara en diez días en el primer año trabajado y que aumentara en dos días por año hasta llegar al máximo de veinte días y que estuviera topada en seis meses de salario. Además, los despidos deberían agilizarse y objetivarse por completo, el salario mínimo interprofesional debería reducirse, posiblemente haciéndolo depender de la edad de los trabajadores, y la duración de la prestación por desempleo debería reducirse, posiblemente a la mitad.
- Y tercero, se debería poner en marcha de modo inmediato un banco malo, aprovechando el que ya existe: es Bankia —en la formulación de sus cuentas de 2011 paso de 305 millones de beneficios a 4.306 millones de perdidas y, por mucho que busquemos, va a ser muy difícil encontrar un banco peor. Bankia debería transformarse en una sociedad de liquidación de los activos dañados del resto de las entidades y liquidarse a si misma cuando hubiera terminado con esa función.
Releo mis sugerencias, y se me ocurren dos cosas paradójicas: que son delirantes y que posiblemente la mayoría de ellas, antes o después, y de una forma u otra, vayan a terminar por cumplirse…