¿En que me afecta el rescate bancario aprobado por Europa?

La reestructuración bancaria ha entrado en una nueva fase. No podemos decir que sea la final, ya que queda mucho camino por andar hasta ver todas las entidades financieras con problemas saneadas o liquidadas, pero si estamos más cerca del objetivo. Esta pasada semana, tras anunciar la compra de Banco de Valencia por Caixabank, Europa ha aprobado el rescate a las entidades nacionalizadas, 37.000 millones de euros, superando las cantidades que había adelantado Oliver Wyman, especialmente en el caso de Bankia, y sin olvidar que además de este rescate, existe un “segundo”, que es la compra de activos tóxicos que realizará el banco malo.

Con esta aprobación, conocemos más detalles, como el tipo de interés medio de la operación (entorno al 1,5% según Luis de Guindos) y se abren otros asuntos espinosos, como la reducción drástica de plantilla con “ventajas” frente a otros sectores como la no aplicación de la actual reforma laboral para mejorar sus condiciones y el cierre de miles de oficinas, ya que sólo en Bankia superará las 1.100

¿Cómo afecta todo esto al cliente?

En el bolsillo, mucho, al menos en el corto y medio plazo, ya que todas las ayudas pasan por el Estado, y por tanto computa como deuda. ¿Qué los bancos las devolverán? Puede, pero de momento aumentamos nuestro endeudamiento mientras que el ciudadano sufre y realiza grandes esfuerzos concretados en recortes de servicios públicos y subidas de impuestos para lograr su reducción. Pero queda otra implicación práctica, para aquellos clientes que vean como se cierra su oficina o incluso se liquide su entidad.

Un nuevo modelo de gestión al cliente

El punto de partida de este cierre masivo de oficinas lo tenemos que poner en el sistema bancario español. Comparado con el de otros países, desde siempre y multiplicado en los años del “boom” somos un país muy bancarizado. Que pueblos de 4.000 o 5.000 personas tengan 4 o 5 sucursales bancarias es algo desconocido para muchos de nuestros vecinos, mientras nuestro modelo “extensivo” ha llevado a que muchas sucursales no sean rentables, pero también que paguemos excesivamente por servicios bancarios.

Que se pase a un modelo diferente con menos sucursales, en el que por ejemplo se penalice por que se preste ciertos servicios como disponer de efectivo en “ventanilla” no tiene por qué ser malo, pero si lo es cuando los bancos cogen lo “bueno” de los dos sistemas, es decir cobrar en exceso por no prestar servicio. Pongamos un ejemplo, en el Reino Unido con 20 millones más de personas tienen 6 veces menos oficinas bancarias, pero si eres cliente del Lloyds y quieres sacar dinero con tu tarjeta en un cajero del Bank of Scotland es gratis, y así con cualquier banco. En España, si tienes una tarjeta Servired y sacas dinero por ejemplo en un cajero 4B, nos cuesta dinero de nuestro bolsillo.

Por ello, si reducimos en aras de la eficiencia el número de oficinas y el personal en cada una de ellas, también se tiene que modificar métodos y precios en beneficio del consumidor. Este es un punto vital al que hay que tener muy en cuenta. Estamos viendo por ejemplo casos inauditos como ayuntamientos que tras el cierre de la sucursal de su localidad fletan autobuses para llevar a los pensionistas a la sucursal bancaria más cercana para realizar sus gestiones. Si, no se modifica esta tendencia, acabaríamos añadiendo un coste añadido a la restructuración, y de nuevo, para el ciudadano.

Liquidaciones, improbables

Otro tema que ha surgido es la posibilidad de si no se produce la venta de Catalunya Caixa y NovaGalicia Banco de liquidar las mismas. Si se produjera este caso, se puede crear una cierta alarma al consumidor, aunque el proceso sería muy ordenado. Empezando por los préstamos, nadie se libraría de ellos, una nueva entidad adquiriría su cartera de créditos con lo que lo único que tendremos es un cambio de persona jurídica a quien pagamos nuestra hipoteca o préstamo personal. Tampoco deberían existir cambios en cuentas de ahorro y depósitos, protegidos además por el Fondo de Garantía de Depósitos.

Pero lo más importante, este caso es algo más que improbable. En primer lugar se ha apartado de esta posibilidad la única entidad que por su enorme tamaño pueda tener problemas de venta, que es Bankia. Y en segundo se ha dado un plazo más que dilatado, 5 años, es decir da tiempo más que suficiente a sanearse y que se reduzca su tamaño, con lo que se hace mucho más atractiva para su compra o absorción por otras entidades.

En definitiva, entramos en una fase nueva, con un coste que seguiremos viendo y soportando el ciudadano, que además se enfrenta a nuevos retos, como tener un menor servicio al mismo precio, algo que tiene que hacer reflexionar a nuestros supervisores y tendremos que controlar y exigir su cambio.

Antonio Gallardo, iAhorro

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